La tira documental recopila a lo largo de sus cuatro episodios diferentes relatos de mujeres latinoamericanas que, desde lo colectivo, se transformaron en protagonistas de su propia historia.
Las actrices Yalitza Aparicio, Daniela Vega y Ester Expósito conducen junto a la reconocida cantante y compositora escocesa Shirley Manson la miniserie documental de Star+ “Peace Peace Now Now”, que recopila a lo largo de sus cuatro episodios diferentes relatos de mujeres latinoamericanas que, desde lo colectivo, se transformaron en protagonistas de su propia historia a través de la resistencia en difíciles contextos de violencia política y conflictos armados.
Dirigida por Ignacia Matus, Javiera García Huidobro, Pepa San Martín e Isabel Coixet, la tira llegó el miércoles 23 a esa plataforma de streaming de cara al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer con un fuerte y sentido repaso de hechos y casos que hacen al entramado de resiliencia frente al patriarcado que atravesó y aún atraviesa a América Latina.
En ese sentido, es la inestabilidad política de la región durante el siglo 20 el caldo de cultivo que dio origen en gran medida a estas situaciones en las que cientos y hasta miles de mujeres fueron desplazadas, atacadas o silenciadas sistemáticamente por el poder. En esta primera entrega de “Peace Peace Now Now” se presentan cuatro escenarios como ejemplo: Chile, Colombia, Guatemala y México.
“Es muy desafortunado darte cuenta de que en cualquier lugar existen estos mismos casos. Pero lo increíble es que en cada lugar donde han sucedido cada una de estas mujeres encontró la fuerza suficiente para enfrentarse a lo que les pasaba, tomó esa seguridad para encontrar una justicia”, señaló Aparicio -nominada al Oscar por su destacado papel principal en “Roma” (2018)- en diálogo con Télam junto a sus colegas.
Manson, vocalista de la banda de rock alternativo Garbage, es quien encabeza la apertura con un viaje al país trasandino, donde entrevista a sobrevivientes de la dictadura de Augusto Pinochet (1974-1990) que hallaron en el arte una forma de denunciar el horror de las desapariciones, la tortura y las violaciones a los derechos humanos.
Se trata de la cueca sola, una adaptación de la tradicional danza creada por las integrantes de la Agrupación de Familiares Detenidos Desaparecidos (AFDD) chilena que alcanzó vuelo internacional e incluso llegó a los oídos y escenarios de artistas como Sting y U2: bailada por una mujer sola y con la compañía del retrato de su ser querido buscado, los pasos se convirtieron en la excusa para manifestar el dolor de la pérdida y encarnaron el pedido de justicia de Chile hacia el resto del mundo.
Por su parte, la chilena Daniela Vega, aclamada por su protagónico en “Una mujer fantástica” (2017) -la primera cinta de ese país en ganar el premio de la Academia de Hollywood a Mejor película de habla no inglesa-, se traslada a “La ciudad de las mujeres”, un pequeño pueblo cercano a Cartagena de Indias que fue fundado a principios del 2000 por víctimas de desplazamientos forzados por las guerrillas y grupos paramilitares que les arrebataron sus hogares, trabajos y familias desde el inicio del conflicto interno colombiano en los 60.
“Como decimos en Chile, en todos lados se ‘cuecen habas’; hay sociedades que se dicen modernas, pero en todos lados vemos violencia de género. Y eso lo arrastran nuestras madres, abuelas, tías, hermanas, compañeras, amigas, novias”, dijo Vega, que conoció de primera mano cómo las redes de apoyo y resguardo tendidas por la “Liga de Mujeres Desplazadas” cruza generaciones y todavía son un espacio de contención para jóvenes que llegan escapando de la violencia.
Luego, Aparicio llega a Guatemala para introducir a las conocidas respetuosa y comúnmente como las “Abuelas” de Sepur Zarco, un grupo de mujeres indígenas que fueron violadas y sometidas a la esclavitud por el personal militar que controlaba esa zona durante la sangrienta guerra civil que azotó el país centroamericano entre 1960 y 1996.
Sin embargo, todo el dolor fue volcado a una lucha inédita que cambió la historia para las guatemaltecas, cuando en 2011 quince de ellas decidieron exigir al Poder Judicial nacional la condena a los responsables: todo terminó con dos de estos en prisión por delitos de lesa humanidad y la concesión de 18 medidas de reparación para las sobrevivientes, aunque para estas mujeres la justicia no será plena hasta que las niñas y niños de su comunidad, históricamente empobrecida y marginada, gocen del acceso pleno a la educación, la tierra y la salud.
La joven actriz española Ester Expósito, conocida por su trabajo en la popular serie de drama juvenil “Élite”, recupera la historia de la periodista mexicana Lydia Cacho, autora de “Los demonios del Edén”, investigación que en 2014 destapó las arraigadas redes de pedofilia y tráfico sexual de menores de edad en las que participaban empresarios, políticos, jueces y narcotraficantes del país norteamericano.
Pero el sistema no le iba a permitir salir airosa de su acto de valentía: tras la publicación, Cacho fue ilegalmente detenida, torturada, amenazada y dejada en falsa libertad, ya que para esquivar a la muerte debió exiliarse en España, donde permanece al día de hoy.
“Hay un lugar común dentro de las distintas feminidades que converge en historias que no han sido contadas, o que han sido contadas por hombres. Y en este caso, ‘Peace Peace Now Now’ son historias protagonizadas, dirigidas, producidas y conducidas por mujeres, y eso nos deja a nosotras muy orgullosas de poder ser parte de este proyecto”, agregó Vega sobre la producción del documental.
En esa línea, y respecto de la plataforma que ofrecen el cine y las series para dar a conocer estas historias -una tendencia que crece a nivel global en el terreno audiovisual-, Expósito comentó que “es una cuestión que estamos empujando mucho para que llegue a todas las esquinitas de lo laboral”.
“Lo artístico, que siempre se ha considerado más moderno que otras ramas, también está poniendo mucho el foco en esto, pero creo que todavía no vamos todo lo rápido que deberíamos, con la integración de mujeres directoras, equipos técnicos, personajes femeninos que no sean el satélite de una trama masculina central, que son casi el ochenta por ciento de las historias que veo y me proponen. Con tanta globalización, redes sociales y todos los altavoces que hay en distintos países, creo que ya la idea ha quedado clara, y quien quiera oponerse al movimiento es por miedo de perder sus privilegios”, concluyó.